Dobla Inés por el callejón del abismo y dobla el cuerpo su cuerpo que extraña, pierde la perspectiva en la esquina, el kilometraje pierde la calma y se aglomeran en un amasijo los músculos la vida, el mundo mierda escaso de aire aliento que le grita dormido, perdido, y pierde Inés la nitidez entrecierra Infante los ojos en una anciana escapa, de los peces mente estrella de mar agua que le falta ola contra roca, estirpe linaje de lino y brinda una flor a la espada punta de la palabra, mal jugarse la sonrisa de la sangre podredumbre respirar, una pedrada al salir a la calle y otra, padre piedra en el estómago de Inés Infante y el día continua en su herida, en la calada de tráfico, en el hambre, en el cauce del agua...
Una pedrada en el estómago de Inés.
Una pedrada en el estómago de Inés.
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