8.29.2008

Inés Infante 72



Convergen los planos en el punto de partida de Inés bebiendo el río que emerge de la boca, la piedra Infante que tropieza punto a punto al escote del olvido y agua que camina, converge la eternidad en las teclas y se desanima en negro color que grita en nombre de una dalia, las curvas de asfalto que forman a Inés Infante en el entrecejo de un mal día y ser, la pupila de la luna acariciando el fracaso del que nace y vuelve a nacer convergiendo y reza y renuncia a las palabras que en forma de susurros la terminan.

Inés Infante 71




Observa Inés Infante caer las gotas de sangre que recomponen su sangre propia, hipnotizada controla el proceso y descubre un mapa en la parte superior del gotero, un mapa formado por la proximidad de las paredes acariciándose, un silencio poblado de sueño sobre el que su linaje descansa. Inés abanica los sueños con soplidos lentos a lo largo de los impolutos pies y siente Infante toda su vida a través de una sábana, de una sonrisa mientras hecha una bola se llena de amor inventándose en rezos rayos de sol que iluminen su propia sangre.

8.26.2008

Inés Infante 70



Un latido desenreda las ideas en la piel de Inés Infante a través del verde arco del delirio en que se encuentra, savia en los zapatos de cuña huella que persigue la propia sangre del asfalto al que regresa, resina en los ojos que se abren en las puntas de los pero que acarician la piel de las ideas, escucha Inés el sonido del agua entre los dedos y bajo los zapatos las puntadas crujiendo, sobre la tierra madre de ojos negros siempre en la desembocadura de un grito buscándose, late la vida en su pespunte y se desenredan las ideas a través del verde Infante de su piel, suave, de Inés late la vida…