10.16.2007

Inés Infante 41


Inés Infante despierta dormidas durante todo el rostro, se acongojan de pies y retuercen su estupefacto amuleto placidez desperezándose en los recodos verde cuero frío que aún las abrazan, huelen sus narices el silencio de café y su papila gustativa busca entre sus pertenencias un lápiz para dibujar el llanto de la tarde repetidamente, huele el ritmo de las granos moliendo a Inés en el recodo del brazo, duermen Infante sobre un mullido cojín de luz, aspira humedad en sus tacto de hombres, Inés Infante despiertan hojas en blanco recién salidas del árbol

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