
Entre una línea y otra de su palma Inés Infante yace excedida con los zapatos negros en los ojos y un túnel en sus oídos, ¡ámonos quillo, ámonos!
Inés es castora y miga, afila su mentón mientras baja su rostro al asfalto, es alegría y tristeza, y paseando siente las huellas alejarse o perseguirla, rugir y ladrido, en una nota o en un columpio…llena de ruido y aire, carne y madera. Clonación de leona y rata… Inés no come, devora la vida y la distancia...se sacia de soledad.
2 comentarios:
¡Ozú!¡Arsa, mi arma, que no decaiga!
Jajajaja! Guapa!!
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