6.26.2007

Inés Infante 14

A Lule.


Las piernas de Inés forman parte de un reloj, giran autónomas, de modo que su rumbo es esférico al cuadrado. Por la noche el epicentro se convierte en farola, negra y ornamentada, que flota a través de un amarillo Valencia, cobrando vida en el interior de Inés Infante, y los tres giran y giran…

Por las agujas resbala el intento fallido, se escucha al universo clavarse en sus tobillos oxidados, a la nostalgia con teclas de agua frotando la lámpara, espiando la alineación de la ausencia, del agujero en la rodilla izquierda rumiante…escucha Inés el rumor mudo y se convierte en satélite ingravitto.

Inés Infante come en plato pequeño y bebe en vaso grande, se atraganta con la espina del pez espalda, y cura su garganta con miga de pan. Su garganta está arañada por un gato, por eso cuando habla le duelen las palabras y cuando grita escupe sangre.

Manca la asidera de contrastes que mecen la cuna, Inés levanta el cuchillo jamonero, lo precipita hacia los huecos, a golpes de jadeo, a picos. Se sienta en el sofá recostándose en la única idea que la arropa, Inés Infante se sienta en el sofá…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

^-^

Anónimo dijo...

o_0

Mabel Valero dijo...

Un saludo entre llantos triplicados...

Rerum dijo...

Uno sigue aquí , asido a la manilla del secundero , que a veces avanza inexorable hacia la perdición , para volver a empezar de nuevo unicamente un segundo despues. Por eternos que se te hagan los segundos , no olvides que son lo que son , escuetos segundos. Siempre escuetos , hasta en la pena. Un beso suave.