6.15.2007
Inés Infante 1
Inés Infante pronto comprendió la importancia de su lengua madre... apenas con nueve meses y sin dientes hilaba las palabras, a bucles negros y estrellas armadas de posesión sobre los codos, en el carro con el tronco erguido mirando la calle.
Le laten las venas de las muñecas y precipita las manos a su guayaba o su guayaba se precipita sobre ella. Clonación de leona y rata. En la metamorfosis de una perra y una santa nació de los excrementos de sus padres Inés Infante, fue vomitada a la vida, eructada en una montaña donde permaneció sucia bajo la luna y la mierda. Su madre empujaba tanto que cayó por la montaña, y tanto empujó su padre que aún sigue volteando. En la ladera levantó la cabeza, barajó la idea de una mecedora donde permanecer en llano, pero volvió a mirar hacia arriba.
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4 comentarios:
Qué sorpresa! menuda ilusión, mi pequeña castora en el blog; tú no sabes las benzodiacepinas que te ahorra el blogeo.
Queria dejar en tu casa, unos cuantos tonos afulitos.
Besos y más besos.
Me he quedado en suspenso con la metáfora de la guayaba. Reconozco que es un fruto con posibilidades, aunque recuerdo haberlo comprado en más de una ocasión y tirarlas a la basura desués de mal digerir la primera pieza.
¿Castora porque roe o porque provoca o padece castidad o la fomenta o la disfruta o la aplaca o la ahoga?
¡Demonios! ¡Tiene que explicar qué es eso de precipitar la mano a la guayaba!!!
Johnny, un castor es un animal que roe madera :) en cuanto a la guayaba...deja que madure!
Evita, siempre eres bienvenida a mi casa, tú siempre tan tú y tan divina!
Besos a lunares dispares!
Inés
Barajó la idea de permanecer en llano... pero volvió a mirar hacia arriba.
¿Quizá es que decidió vivir en lugar de caer rodando hasta la miseria?
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