9.27.2007

Inés Infante 39



Tiene Inés Infante una caja de lápices de colores y un muro blanco enorme, un sacapuntas negro con dos orificios y una pequeña cuchilla gris, hambre y miedo, un trozo de luna en el bolsillo junto a un pañuelo húmedo, un lápiz verde pistacho, una jaula alrededor apretándola…

Inés Infante abre su caja de colores, mira fijamente la pared, saca el trocito de luna del bolsillo y abre la puerta de la jaula…coge el lápiz verde pistacho con la mano izquierda y empieza a andar.

9.22.2007

Inés Infante 38



Inés Infante desorbita en su abismo, se retroalimenta de letras para subsistir, le duelen los ojos, la aprietan los huesos y se destiñen sus colores transparentando la propia piel, se mira Inés de reojo para comprobar que aún existe, no es una broma macabra… Inés Infante líquida, mientras, se ahoga.

9.11.2007

Inés Infante 37

Se da de bruces Inés Infante con un martes, la hoguera está encendida, una pequeña brasa a la izquierda de su garganta, otra más grande por el altavoz del móvil y una tercera de tamaño inconmensurable a la derecha de su cueva. Sombras de costra esposadas por el pasadizo: formas fálicas, horma de vidrio verde oscuro, centros pélvicos maquiavélicos, estrangulamientos del raciocinio, lágrimas…
Trepa por el palo de madera y observa en el ensordecedor silencio de la penumbra mientras llora…se calientan las plantas de los pies de Inés Infante que sube la música, pasa la página, deja de utilizar el 8% de la piel al sur de su cuerpo.

En el yacimiento del fuego muere Inés Infante, un martes…

9.08.2007

Inés Infante 36


En el meridiano de la verdad en lo que calla y la mentira del silencio Inés Infante es, lo corta en dos trozos exactos y se hace manguitos para tirarse a la piscina de la duda y tumbarse en la hamaca de un complejo elegido por catálogo. Lo parte en dos pedazos que se convierten en esquís para descender una pista infinita, a Inés Infante le da vértigo esquiar, se ha estancado el tiempo y sigue embarrada en un el suelo sin levantar la cabeza apenas; Olor a tierra mojada, sabor grumoso en su lengua extinta, infertilidad de sus cortas uñas…

Inés Infante secciona el meridiano en dos y sobre la estratosfera edifica una equis.

9.06.2007

Inés Infante 35



Inés Infante otea el horizonte erguido sentada sobre una titánica pompa de jabón con un chicle entre los dientes. Vapor final y principio mientras Inés y sus afluentes convergen en tiempos verbales, oleaje, ritmo impreso de unas manos donde se funde con su piel el silencio, impregnada en goma de mascar esencia de ...


Mestizo alimento tejido al folio latiendo entre las extremidades de Inés Infante volcada irremediablemente al mar.